"EL PERGAMINO NÚMERO DOS"
Saludaré este día con amor en mi corazón.
Porque este es el secreto más grande del éxito en todas las empresas. La fuerza muscular
podrá partir un escudo y aun destruir la vida, pero solo el poder invisible del amor puede
abrir el corazón del hombre, y hasta que no domine este arte no seré más que un mercachifle
en el mercado. Haré del amor mi arma más poderosa y nadie a quien yo visite, podrá
defenderse de su fuerza.
Podrán contradecir mi razonamiento; podrán desaprobar mi manera de vestir; podrán
rechazar mi rostro, y hasta podrán sospechar de mis ofertas especiales; y sin embargo mi
amor les derretirá el corazón, al igual que los rayos del sol entibian la más fría arcilla.
Saludaré este día con amor en mi corazón.
¿Y cómo lo haré? De aquí en adelante contemplaré todas las cosas con amor y naceré de
nuevo. Amaré al sol porque me calienta los huesos; pero también amaré la lluvia porque
purifica mi espíritu. Amaré la luz porque me señala el camino; pero también amaré la
oscuridad porque me señala las estrellas. Acogeré la felicidad porque engrandece mi
corazón; pero también soportaré la tristeza porque descubre mi alma. Reconoceré la
recompensa porque constituye mi pago; pero también daré acogida a los obstáculos porque
constituye para mi un desafío.
Saludaré este día con amor en mi corazón.
¿Y cómo hablaré? Elogiaré a mis enemigos y se convertirán en amigos míos. Animaré a mis
amigos y se volverán mis hermanos. Ahondaré siempre en busca de razones para elogiar;
nunca me allanaré a buscar excusas para el chisme. Cuando sienta la tentación de criticar, me
morderé la lengua; cuando me sienta inspirado a elogiar, lo proclamaré a los cuatro vientos.
¿No sucede que los pájaros, el viento, el mar y la naturaleza toda hablan con la música de la
alabanza para su creador? ¿No puedo acaso hablar con la misma música a sus hijos? De aquí
en adelante recordaré este secreto que cambiará mi vida.
Saludaré este día con amor en mi corazón.
¿Y cómo procederé? Amaré a todas las clases de hombres porque cada uno tiene sus
cualidades dignas de ser admiradas aunque quizá estén ocultas. Derribaré la muralla de
sospecha y de odio que han construido alrededor de sus corazones, y en su lugar edificaré
puentes para llegar por ellos a sus almas.
Amaré al que tiene ambiciones porque podrá inspirarme; amaré a los que han fracasado
porque pueden enseñarme. Amaré a los reyes porque son solamente humanos; amaré a los
humildes porque son divinos. Amaré a los ricos porque sufren la oscuridad; amaré a los
pobres porque son tantos. Amaré a los jóvenes por la fe a que se aferran; amaré a los
ancianos por la sabiduría que comparten. Amaré a los hermoso por sus ojos de tristeza;
amaré a los feos por sus almas saturadas de paz.
Saludaré este día con amor en mi corazón.
¿Y como reaccionaré ante la conducta de los demás? Con amor. Porque así como el amor es
el arma con la que me propongo abrir el corazón del hombre, el amor es también mi escudo
para resistir los dardos de odio y las lanzas de ira. La adversidad y el desánimo azotarán cual
huracán mi nuevo escudo, hasta quedar finalmente reducidos a fina lluvia. Mi escudo me
protegerá en el mercado, me sostendrá cuando estoy solo. Me estimulará en momentos de
desánimo, pero también me calmará en épocas de gozoso transporte. Con el uso se
fortalecerá y me protegerá cada vez más, hasta que un día lo pondré a un lado y caminaré sin
estorbos entre todos los hombres, y cuando lo haga, mi nombre será enarbolado bien alto en
la pirámide de la vida.
Saludaré este día con amor en mi corazón.
¿Y cómo me enfrentaré con las personas con quienes me encuentro? De una sola manera. En
silencio y en mi fuero interno me dirigiré a él y le diré que le amo. Aunque dichas en silencio
estas palabras se reflejarán en mis ojos, serenarán mi frente, harán que una sonrisa se asome
en mis labios, y harán eco en mi voz; y su corazón se abrirá. ¿Y quién es aquel que se negará
a comprar mis mercaderías cuando en su corazón sienta mi amor?
Saludaré este día con amor en mi corazón.
Y principalmente me amaré a mi mismo. Porque cuando lo hago, vigilaré celosamente todo
lo que entra en mi cuerpo, mi mente, mi alma y mi corazón. Nunca jamás mimaré los
apetitos de la carne, sino que más bien trataré mi cuerpo con limpieza y moderación. Nunca
permitiré que mi mente sea atraída por el mal y la desesperación, sino más bien la estimularé
con los conocimientos y la sabiduría de los siglos. Nunca le permitiré a mi alma que se
vuelva complaciente y satisfecha; por el contrario la alimentaré con la meditación y la
oración. No permitiré nunca que mi corazón se empequeñezca o se amargue; sino más bien
lo compartiré y crecerá y alegrará la tierra.
Saludaré este día con amor en mi corazón.
De aquí en adelante amaré a toda la humanidad. Desde este momento todo el odio ha sido
extraído de mis venas, porque no tengo tiempo para odiar, solo tengo tiempo para amar.
desde este momento doy el primer paso requerido para convertirme en un hombre entre los
hombres. Con amor aumentaré mis ventas en un ciento por ciento y me convertiré en un
gran vendedor. Aunque no posea otras cualidades, puedo alcanzar el éxito tan solo con el
amor. Sin este fracasaré aunque posea todos los conocimientos y habilidades del mundo.
Saludaré este día con amor en mi corazón.
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